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CONFESIONES-EMOCIONES 

Cuando oímos la palabra CONFESION, nos aparecen mentalmente dos imágenes.

Una relacionada con el mundo de los Juzgados. Por ejemplo, una declaración de Culpabilidad, las aclaraciones sobre un crimen y cosas así.

La otra imagen es de tipo religioso. En el entorno Católico, la confesión es un sacramento para redimir pecados, es decir transgresiones realizadas.

En cualquiera de los dos casos se desprenden radiaciones agresivas, molestas, hirientes.

Confesar algo implica atravesar una barrera impuesta. Es un acto valiente, con un asumir responsabilidad por lo que se cuenta. Y se espera una respuesta de castigo, que de nuevo es un acto agresivo.

LA CONFESIÓN COMO MÉTODO DE CONTROL.

Una manera de controlar a las personas de un Grupo, es por medio de las Confesiones Publicas.

Un determinado colectivo, ya sea religioso, sectario o de negocios se compromete a seguir unas reglas. Cuando uno de sus miembros no las cumple, se auto inculpa ante los demás, quienes l e imponen una determinada pena, que siempre es más leve que si se detecta la falta cometida por otros métodos, es decir si se le “pilla” antes de haber confesado.

En los temas espirituales, el confesar en grupo una falta, es reconocer la propia debilidad y de alguna manera pedir al resto del colectivo que sea piadoso y le ayude en el camino emprendido.

La confesión pública eleva la morbosidad de los asistentes ante la confesión de uno de sus miembros. Las confesiones, tengan el formato que tengan, crean una corriente de morbosidad.

Este estado mórbido es buscado conscientemente en las modalidades de Juego. Por ejemplo, “El Juego de la Verdad” donde la regla básica es que no se puede mentir y se está obligado a contestar a la pregunta de una persona.

Si además introducimos el Azar mediante los dados, ruleta u otro método, es como si nos dejáramos llevar a merced de la Diosa Fortuna. No tenemos escapatoria si la Diosa Fortuna nos señala como siguiente persona a confesar.

 

LLEVARSE EL SECRETO A LA TUMBA

En la cultura Griega y Romana clásica se recomendaba no llevarse un secreto a la tumba y contar a alguien su secreto, es decir, hacer una confesión antes de morir.

Hay un sentir general que dice que no es bueno llevarse un secreto sin confesarlo antes de morir.

La historia está llena de ejemplos de personas que viendo que se terminaban sus días confiesan el gran secreto guardado, ya sea sobre una paternidad oculta, sobre un dinero robado y oculto, o de alguna traición.

Son temas generalmente graves y que han atormentado a la persona durante toda su vida. Este sentir es general, y las historias que se cuentan de personas que una vez muertas se ponen en contacto con sus familiares para indicarles algún secreto que no le dio tiempo a desvelarlo en vida son muy frecuentes. Son comunicaciones directas o creando las sincronicidades (C.G. Jung) oportunas para seguir una pista.

CONFESIONES COMO TERAPIA

La carga emocional continua a la que estamos sometidos hace que tengamos “cupones de culpa” que se van acumulando en nuestro Ser.

El Análisis Transaccional, utiliza el término “cupones” comparándolo con los que se reciben en los comercios como “premio de fidelidad de compra”, y que se van pegando en una cartilla, que finalmente se cambia por un regalo.

En el caso que contempla el Análisis Transaccional, el regalo es siempre negativo y tiene varios colores, según el tipo de premio.

 

Un procedimiento sano para no acumular cupones negativos, es descargarlos periódicamente. De éste forma se evitarían muchos “malos entendidos” que suelen ser el origen de los conflictos. En definitiva, una comunicación sincera y abierta que nos limpia la cartilla de cupones acumulados.

Eso no quiere decir que no volvamos a acumular puntos. Es imposible en un mundo de continuas relaciones. Pero el no acumular demasiados es una buena táctica.

 

CUANDO EL INTERCAMBIO DE CUPONES NO ES POSIBLE.

En muchas ocasiones aunque se tenga la intención de poner a “0” la cartilla, no podemos hacerlo porque nuestro interlocutor no nos escucha, nos huye o simplemente no nos atrevemos dada la carga emocional adquirida.

Internamente estamos deseosos de contar nuestro conflicto interno a alguien, para liberar la presión, pero no encontramos la persona adecuada.

Aparecen varios miedos: Que no se nos comprenda, y en vez de recibir reconocimiento y compresión, nos responda con agresividad y castigo. También puede ocurrir que no encontremos la persona con las cualidades que buscamos. Que no tenga ni sensibilidad, ni conocimientos o que creamos que va a ser un altavoz y vaya a difundir a los cuatro vientos nuestras intimidades.

 

LAS CONFESIONES EN LA RED

Como no podría ser de otra manera, también el mundo de Internet ha recogido ese deseo universal de confesar. Existen diversas Webs donde se puede hacer confesiones escritas y como son totalmente anónimas, empujan a hacerlo de forma masiva

En Estados Unidos existen algunas, patrocinadas por Grupos Religiosos Evangelistas de gran éxito.

El problema está que el sistema CARECE de varios factores:

  • NO HAY RESPUESTA profesional de ayuda, consuelo, comprensión o feedback por parte de otras personas.
  • EN CASO DE RESPUESTA, (algunas Webs admiten contestaciones) éstas suelen ser hirientes, poco motivadores, burlonas y hasta amenazantes. Lo que ocasiona que se conviertan en lugares poco atractivos para éste cometido.
  • NO HAY “CORPUS”. Es decir un mini-grupo de personas que crean un “cuerpo psíquico” alrededor de ésa práctica. Es el tercer Self del que habla Muriel James, al estudiar al Grupo como Ser con características propias.

 

DONDE ENCONTRAR LA ATMOSFERA APROPIADA.

Las terapias de Grupo son las más apropiadas. Se junta por un lado la profesionalidad del convocante y que seguramente acudirán personas con problemas semejantes, lo cual crea un hermanamiento especial.

No hace falta que el Grupo tenga un carácter terapéutico. Los llamados Grupos de Encuentro o de Crecimiento Personal dentro de la Psicología Humanista son igualmente útiles.

En estos grupos, se desarrolla una temática según el estilo del terapeuta. Puede ser sobre las emociones, el camino de la introspección u otras variantes.

Poco a poco el Grupo va afinándose y los turnos de intervención proporcionan el marco ideal para las confesiones o liberación emocional.

El resto de asistentes arropan, escuchan y tienen una actitud positiva y de apoyo. Todos salen reconfortados.

Esta COMUNICACIÓN EMOCIONAL eleva la COHERENCIA CARDIACA de forma natural, al tiempo que facilita la comprensión de situaciones psicológicas que se repiten y que ayudan a permanecer en el Aquí y Ahora.